¿Cuál es el origen del diseño?
El diseño, en el sentido más amplio de la palabra, se puede definir como la acción de producir objetos a partir de la transformación de elementos de la naturaleza. En esta línea, el diseño existiría desde la prehistoria. En un sentido más estricto, cuando se habla de diseño se refiere a la actividad de proyectar un objeto, para su posterior producción industrial y consumo masivo. En consecuencia, se podría considerar que existe el diseño desde la invención de imprenta, que permitió el diseño de libros. Sin embargo, recién en el siglo XVIII con la aparición de la máquina de vapor, se permite alcanzar una industrialización y una producción en masa de otros objetos.
Desde ésta perspectiva, se puede considerar la Revolución Industrial como punto de inflexión entre la producción artesanal e industrial. El artesano piensa el objeto, lo construye y lo termina. En ese proceso hay una cierta imprevisibilidad, que en la producción industrial no es posible. El diseñador tiene que prever con anterioridad todos los aspectos, ya que el objeto se producirá y reproducirá mediante una cadena de producción industrial. Hay una delimitación condicionada por esa producción.
Tomas Maldonado retiene que: «el diseño es la actividad creadora que consiste en determinar la propiedades formales de los objetos que se desea producir industrialmente». Por propiedades formales de los objetos se refiere a las características exteriores, y a las relaciones estructurales que hacen de un objeto una unidad coherente, tanto desde el punto de vista del productor como del consumidor. Para Maldonado, el diseño no es una actividad autónoma, es una actividad que depende de los procesos industriales y posteriormente al consumo. Esta visión es restrictiva, ya que asocia fuertemente el concepto de diseño a la producción industrializada. Los procesos de industrialización son muy diferentes según la región y según el momento histórico. En esta definición de Maldonado, se dejan afuera a muchos países que tienen experiencias de diseño de mucho valor pero no responden a esos procesos de industrialización.
Anna Calvera, por su parte, desarrolla la hipótesis de los tres orígenes del diseño. La autora plantea tres posibles orígenes que se diferencian según la perspectiva que se tenga del diseño.
El primer origen que identifica como el advenimiento de la función diseño, manifiesta que el diseño se originó una vez que surgió la industria y existió la necesidad de que alguien prediseñe, prefigure el objeto antes de entrar en la producción. Cuando se necesitó alguien que cumpliera esa función y se le pagó por tal función, la sociedad legitimó esa función. Anna Calvera retiene que la primera paga sucedió en una fábrica de porcelana en Inglaterra a finales del siglo XVIII. En este momento, se genera la especialización y se empieza a configurar la profesión, pero no se hablaba de diseñador.
Para entender el segundo origen, se debe entender la posición de que para que un objeto se pueda catalogar como diseñado, no tiene que ser solo hecho en serie, debe tener un valor agregado.
En 1851 en Inglaterra se hace la Exposición universal de Londres en el Pabellón de Cristal, donde se expusieron muebles victorianos, que no tenían coherencia con los objetos hechos en serie de la producción industrial. No todo lo expuesto tenía la misma lógica: había elementos con formas simples, más depuradas, más funcionalistas, más simples, más adecuadas para ser producidas de forma industrial; mientras otros, más del estilo victoriano, no estaban en consonancia con las lógicas de la producción industrial. La exposición reveló que la producción industrial no podía seguir manteniendo una estética que pertenecía a otra forma de reproducción. Comenzó el famoso debate: arte, artesanía e industria. Henry Cole, quien organizaba esta exposición advirtió esto. Se dio cuenta que había que incorporar a la producción industrial un valor estético al producto que estuviese en consonancia con cómo iba a ser producido. Cole entendía que los artistas no estaban interesados en ir a una fábrica a diseñar, de inmediato introdujo la idea de una profesión nueva: el diseñador. A Henry Cole se le debe la figura del diseñador en el siglo XIX, establecer que se le pague, que se le reconozca su función.
Mientras en Europa a fines del siglo XIX, nace la incipiente figura del diseñador, el Arts and crafts rechaza con fuerza la producción industrial, ya que esta no promueve la belleza del objeto, ni la mano del artesano. Así, se produce un debate entre quienes promueven la industrialización y añadirle una estética propia y ,por otro lado, los seguidores del Arts and crafts. Este último sostiene que los objetos artesanales hacen más feliz al hombre gracias a un entorno más bello, mientras que la producción industrial alienaba la vida cotidiana del hombre. Eran extremistas al punto de manifestar que la producción industrial dejaba sin trabajo a los obreros. Sin embargo, desde un punto de vista de la respuesta estética, se podría decir que el Arts and crafts rechaza la producción industrial y así también la figura del diseñador, porque alejan al hombre de lo bello, pero se podría decir que el diseño aplicado a la producción en serie, hace llegar lo estético a toda la sociedad.
Como vemos, a comienzos del siglo XX ya es más usual la contratación de un diseñador. En Alemania, podemos encontrar el caso de Peter Behrens contratado por la AEG. La empresa lo contrata para que observe los problemas de la producción industrial y proyecte productos que serán industrializados. La AEG era consciente de que otorgarle una estética atractiva al producto iba a incrementar las ventas, y así abaratar la producción. De esta forma, los productos de consumo masivo, como las calderas eléctricas, empiezan a tener un reconocimiento social. Los propios industriales reconocen lo que es producir con valor estético agregado. Se podría decir que Peter Behrens es el primer diseñador moderno, ya que reconcilia la discusión de arte e industria. Asimismo, la máquina lleva a que los objetos sean reducidos a la estructura más básica, para que los objetos sean más fáciles de producir e industrializar. Comienza un proceso de abstracción de las formas que van en consonancia con las formas de producción.
En paralelo Alemania como país industrializado, había advertido la necesidad de un nuevo orden estético que de unión al arte y a la industria, con ese fin se crea el Werkbund: una asociación de artesanos, industriales, artistas, que estaban en la misma sintonía que la AEG y Behrens. El Werkbund tiene formas más simples, de elementos producibles para luego ensamblarse. Se abandona el concepto de que la calidad estética del objeto está en el ornamento, y se mira la calidad estética a partir de los propios atributos del objeto.
El Werkbund promueve un clima en Alemania que desemboca en el origen de la Bauhaus, una escuela donde se van a formar profesionales que configuren los objetos de la vida cotidiana y producidos de forma industrial. En conclusión, el segundo origen de Anna Calvera tiene la misión civilizatoria de conformar el gusto, y de proyectarlo a la sociedad como elemento de transformación social inclusive.
Por último, el tercer origen, no contradice los anteriores orígenes, sino que los incluye. El tercer origen tiene que ver con la institucionalización de la profesión de diseño. El momento en el que los propios diseñadores son conscientes de sí mismos como colectividad, del lugar que ocupan en la sociedad, para que el público los reconozca como tal.
Anna Calvera sitúa este origen en la segunda mitad del siglo XX, cuando se forma el ICSID de 1951. El ICSID es una asociación de diseñadores industriales que realiza encuentros, congresos con el fin de transformar al diseño en un fenómeno mundial. Compartir modelos de trabajos a otros países, y tomar como modelos a los países más desarrollados e industrializados. Se puede observar una vuelta al protagonismo de los diseñadores como en Pevsner, pero ahora con una profesión reconocida y diferenciada de las antiguas tradiciones productivas.
En lo personal, tengo opiniones ambiguas sobre el origen del diseño. Pero en consecuencia, a que me sitúo desde una postura más cercana a la que define el diseño como la actividad de proyectar y prefigurar todos los aspectos de un objeto para la posterior producción del mismo. Por lo tanto, me adhiero a la perspectiva que sitúa el origen del diseño con el nacimiento de la imprenta. De todas formas esta definción tiene muchos matices, pero el diseño en si mismo los tiene.